Vemos por desgracia cómo el president Puigdemont, fanático él mismo, se rodea, en vez de por consejeros discretos, inteligentes, sensatos, por una colla de pancatalanistas tan sediciosos y fanáticos como él. Sí, pues consideran que Cataluña es suya. Que les pertenece porque viven allí y son del PdeCat o de Esquerra Republicana, donde asimismo los neonazis nacionalsocialistas de Junqueras florecen a cada embate parlamentario o bronca callejera con la Guardia Civil.

Uno de los más extremistas, el portavoz Turull, que ha venido a sustituir a otro chalado totalitario, el inhabilitado Homs, ha puesto el grito en el cielo por el hecho de que el ministro del Interior, Zoido, haya destacado a Cataluña varios miles de agentes de Policía Nacional y Guardia Civil para evitar que el referéndum ilegal se lleve a cabo. Turull vino a decir que Cataluña (la suya, la soberana) está siendo invadida por tierra, mar y aire por tropas que, desde el punto de vista de la Generalitat, se perciben como extranjeras.

Para que eso, en el futuro, no vuelva a pasar, Puigdemont y su ministro consejero de Interior, Forn, amén del golpista Turull, estudian la creación de una Marina de Guerra y una Escuela Naval de Cataluña. Los futuros guardiamarinas, pilotos y almirantes de esa escuadra catalana se alistarán en las embarcaciones adquiridas próximamente por la Generalitat: una fragata armada hasta los dientes, dos submarinos y una flotilla de patrulleras costeras con las cuales presentar batalla a la marina española o a los buques hostiles de otra potencia extranjera.

Los delirios bélicos de Puigdemont me sorprenden leyendo Bandera negra (Edaf, Galardón Letras del Mediterráneo 2017), de León Arsenal, una excelente novela histórica que recrea la actividad corsaria y las batallas y escaramuzas navales en el Mediterráneo a lo largo del siglo XIX, con especial incidencia en la piratería que practicaba el abordaje a otros barcos o el tráfico de armas y de toda clase de mercaderías durante las guerras carlistas. Dichos asaltos y tráficos tuvieron lugar entre los puertos de Barcelona y Castellón, a lo largo de una costa que ciertamente nunca ha dejado de estar transitada.

León Arsenal nos sumerge en la pugna entre liberales y carlistas por controlar el Mediterráneo, regalándonos una maravillosa historia de aventuras, bastante más gratificante que la realidad .H