Lo llaman democracia pero lo nuestro es un sistema insostenible de puro pervertido que está: un ejecutivo, legalmente constituido, faltaría más, pero que improvisa sobre la marcha caiga quien caiga; un legislativo mercadeando el voto con el fin de sacar la mayor tajada económica, independentista o electoralista posible, y un judicial que va a rastras después del puntillazo que se ha dado el Supremo. No nos dejan respirar, estamos en un ¡ay! continuo como si todo formara parte de una estudiada estrategia que marca los tiempos para no profundizar. Como si no mereciera la pena profundizar en los audios de Villarejo en el despacho de Cospedal, en ese encargo que el entonces novio de la secretaria del PP le hizo al comisario: «Saca todo lo que puedas de Arenas pero baratito, que estamos tiesos». Estaría tieso el PP porque López del Hierro «cobraba de 27.000 sitios», como denunció el expresidente madrileño Ignacio González. Me preguntaba con qué cuajo podría seguir ocupando su escaño Cospedal después de que trascendiera que Villarejo le filtró datos policiales cruciales para desactivar casos de corrupción que afectaban a su partido y a su propia pareja. Aún la veo en la Comisión del Congreso en la que Podemos le preguntó si el López del Hierro que aparece en los papeles de Bárcenas es su marido. Y su furibunda respuesta: «Es de un machismo asqueroso utilizar la figura de mi marido, un privado que no se puede defender». Resulta que ese privado no era del PP pero movía los hilos del partido desde el despacho de su mujer. Ah, y también los bussines, como dice Villarejo. H *Periodista