El Boletín Oficial de Aragón publicaba en agosto de 2018 la convocatoria de ayudas de la DGA al alquiler de vivienda, para el pago de las rentas destinadas a residencia habitual y permanente.

El Consejero Soro, en plena canícula estival, anunciaba a bombo y platillo la convocatoria, colgándose alguna que otra medalla sobre el buenismo de la política de vivienda del Gobierno Regional del Sr. Lambán.

Rememorando un lluvioso día del pasado invierno sorprendía la inmensa cola multigeneracional en las puertas del edificio Pignatelli; centenares de personas agolpadas bajo paraguas y chubasqueros para presentar la solicitud de las ayudas al alquiler. No se vislumbraban indumentarias de Carolina Herrera o de Giorgio Armani, pues los allí congregados tenían un denominador común: sus pírricas rentas que les llevaban a solicitar una ayuda pública para los gastos del alquiler de sus viviendas.

Transcurrido un año, en el BOA de 2 de octubre de 2019, se publicaba la Resolución de la directora general de Vivienda y Rehabilitación sobre dichas ayudas asaltando una duda sartriana. ¿Esos parias de la tierra de la cola, a los que no les llega ni para pagar el alquiler y que solicitaron en su día una ayuda de exigentes condiciones, en los últimos doce meses habrán sido desahuciados, vivirán debajo del puente o en algún piso patera?

Si el retraso de un año en la resolución (que no del pago de la ayuda todavía sin efectuar en la mayor parte de los casos) produce sonrojo aún produce más vergüenza ajena el procedimiento utilizado.

En más de un centenar de páginas del Boletín Oficial aparecen los agraciados con la ayuda y los que no han tenido tanta suerte, pudiendo identificarse como si se tratase de un crucigrama si coinciden cuatro de los nueve dígitos de su DNI. La misma técnica utilizada este verano por las subdirecciones provinciales de vivienda para anunciar la subsanación de errores en 10 días, si bien en esta ocasión la lectura de la relación apaisada habrá producido alguna tortícolis por el necesario giro de cuellos de los interesados.

Los responsables de la DGA seguramente pensarían que los vecinos y vecinas de la cola disfrutaban bajo el puente o en su piso patera de la última tecnología de la banda ancha, del 4 G o de la tablet o smartphone más novedosos del mercado. Que la consulta en internet del prolijo texto no les supondría esfuerzo alguno porque estamos en la era digital y porque eso de la notificación personalizada en papel está pasada de moda y carece de modernidad. En todo caso si, debido a lo minúsculo del tamaño de los guarismos, no alcanzasen a verlos podrían acudir al óptico. O si no captasen el significado de la farragosa y compleja resolución podrían acudir a su asesor financiero. Y si residiesen en Tobed, Murillo de Gállego, Frías o Bielsa tendrían una clara oportunidad para viajar a la capital de la provincia y visitar las dependencias del gobierno regional, pues por teléfono la DGA no ofrece información o aclaración alguna.

Las posibles críticas al Gobierno regional por su lentitud resolutoria deben efectuarse en su justo término. Si los de la cola multigeneracional han esperado un año para tener noticias de sus ayudas, es justo reconocer que no siempre la Administración ha actuado en el mismo sentido, y si no que se lo pregunten a los promotores del gran centro comercial de Pikolín donde los plazos han corrido como la pólvora. Además si los desarrapados de la cola no se ha enterado y las ayudas se quedan por el camino a ciencia cierta el Sr. Pérez Anadón, consejero de Hacienda, hará buen uso de los remanentes para el pago del opaco contrato de Motorland, para que las grandes empresas del sector se lucren con el faraónico plan de saneamiento y depuración o para que las multinacionales de la automoción obtengan ayudas incrementando sus beneficios.

Y en todo caso a los de la cola siempre les quedarán dos alternativas. La primera casarse, como hacía José Luis López Vázquez en 1959 en la película El Pisito, con su anciana y enferma casera, de manera que cuando esta fallezca hereden el inmueble. La segunda presentarse al casting de Gran Hermano y, con suerte, entrar en la casa durante unos meses.

*Firman también Javier Moreno y Pepe Polo, los tres miembros de la Confederación de Asociaciones Vecinales de Aragón, CAVA