Incrementar las inspecciones para detectar la piratería y el intrusismo en las actividades de montaña es una medida plausible que, sobre todo, redunda en el usuario. Casi 80 denuncias en un mes y medio, la mayoría en la práctica del barranquismo, casualmente una de las actividades que más requiere de los servicios de rescate de la Guardia Civil. Esto, unido a la necesidad de concienciar a los aficionados a la montaña de que hay que valorar sus capacidades y cumplir con la normativa, solo pueden aportar seguridad. Y toda es poca.