Aragón sabe mucho de grandes tragedias y dolor colectivo. En uno de esos terribles momentos, el de la catástrofe de Biescas, nació la Unidad de Atención Psicológica después de que decenas de profesionales de la psicología, llegados desde muchos puntos de España, se movilizaran para atender a las familias de las víctimas. La puntual ayuda en aquellos momentos de dolor fue vital para muchas familias. Hoy, dos de las ocho unidades que existen en España son aragonesas, las de la Cruz Roja de Huesca y Teruel. Ambas se trasladaron ayer mismo a Madrid para prestar ayuda a las familias de los muertos. La necesitan.