Allí donde se le pregunta a Juan Alberto Belloch sobre los Pilares, el alcalde de Zaragoza expresa sus deseos y también sus preocupaciones que le asaltan especialmente estos días: Que todo se desarrolle bien, que no haya sobresaltos... Se siente, dice, como un padre que aguarda a que sus hijos regresen sanos y salvos a casa después de una noche de escapada. Metafóricamente, el alcalde permanece con la luz encendida hasta que escucha el ruido de la llave en la puerta de casa. Eso debe equivaler, ni más ni menos, que el parte diario de incidentes de la policía. Todo va bien en estos Pilares que han puesto las calles y plazas a reventar.