Otro desprendimiento de rocas en Monrepós obligó ayer a un paso alternativo por esta carretera que se reconvierte en autovía. Aunque es innegable que la actuación de Fomento con el anterior hundimiento fue diligente, no lo es menos que urge un empujón a las obras en marcha. No es lo mismo dejar de actuar en una carretera que transcurre sin complicaciones a hacerlo en una de gran capacidad en el Pirineo. Los hechos están ahí: hace falta presupuestar el dinero que resta para acabar una obra tan decisiva, tanto para el desarrollo de Aragón como para la seguridad del conductor.