La ciudad se amuerma un poco, se hace campo con el frío, pasa la gente arrugada, esa gente que va y viene al curro contra el cierzo, esa gente que somos casi todos, esa gente que protagoniza la novela de Manuel Vilas, Magia , que se presentó ayer en Antígona. Los obreros del siglo XX. Madrugar, ser pobres, comprar infinitamente a plazos, todo eso. Vilas pega unos hachazos tremendos a la modorra habitual. Unos hachazos lúcidos que te dejan con los pies en el suelo, bajo el suelo. José Luis Corral explica cuál es el número de Dios, el número mágico. Gente que ha leído las dos novelas sobre Trafalgar dice sin pestañear que es mejor la de Corral. Pepe Cerdá ha abierto un blog, una web en dos minutos, como un diario de anotaciones, ya saben. Es gratis, es fácil. Pero el servidor le exige una cookie. Un programa de una línea. Siempre hay demasiadas pejigueras, demasiados requisitos, trámites, papeleos. Hay un nuevo papeleo sin papel, electrónico, pero el síndrome es el mismo. Miguel Marcos hiberna en Sástago Palace con sus 25 inmortales, un poco de historia del arte último, las inauguraciones de los ochenta en la MM ponían a Zgz en Nueva York y eso ya era un mérito, un ensueño. Vilas y Corral, hay para leer un buen rato. Y luego dicen que las humanidades no sirven para nada, que no tienen salida. El 12 de diciembre se le va a hacer un homenje laico a Ramón Acín a Concha Monrás en Huesca. Se va a colocar una placa en la casa donde fueron felices y de donde los sacaron para fusilarlos en el 36. Hay más datos en unizar.es/cce/vjuan, que es la página de Víctor Juan. Es un homenaje civil, fraguado por email, con emisión de bonos de 3 euros y cuenta corriente de la Cai para ingresar donativos. Y así va pasando el invierno. Nadie lo quiere. Cuánta gente se acurruca en la estufa y abomina de estos vendavales, de esta mala luz. Roger Wolfe está muy abrasado, pero cada mañana se levanta, se toma un café y empieza a escribir. También está desmontando la opípara miseria, la brillantez de mupi.

Hay unas barredoras nuevas en Zgz y nadie las saca. Nadie loa esos nuevos vehículos de cabina aerodinámica que frotan las aceras como si fueran motocarros para explorar Marte. A veces todo se nos va en despotricar por la basura, pero las barredoras existen. Por cierto, Teruel ha desaparecido un poco ¿no?

*Escritor y periodista