El Ayuntamiento de Zaragoza ha quedado literalmente gripado. El bloqueo administrativo es tan constante e irreversible que no hay actividad, por simple y normal que parezca, en la que no surta un efecto paralizante la enconada pugna entre Zaragoza en Común (ZeC), la plataforma gobernante, PSOE y CHA, que al principio respaldaron la elección como alcalde de Pedro Santisteve, y el PP y Cs, determinados desde el primer día a impedir el más mínimo éxito de lo que nunca fue una coalición de las izquierdas sino el extraño resultado de una serie de simulaciones o maniobras basadas en la presunta ubicación ideológica de cada cual.

La parálisis ha sido notoria a lo largo de toda la legislatura que poco a poco va concluyendo. Pero desde que se produjo el choque en las sociedades municipales y el equipo de gobierno tomó el control de dichas entidades dejando fuera por decreto a los demás, nada funciona ya.

En el todos contra todos que se da a diario, es evidente que el grupo socialista se ha abonado a votar junto con PP y Cs cualquier cosa que pueda impedir el desarrollo de los proyectos menores o mayores de ZeC. Sin embargo ha evitado sumarse a una moción de censura para no quedar retratado de la mano de los partidos conservadores. A su vez, y por motivos inexplicables, el alcalde Santisteve no ha querido, ni siquiera cuando pudo darse cuenta de que le iban a taponar cualquier salida, plantear una cuestión de confianza que obligase a los socialistas o a CHA a colocarse en un lado o en el otro. Ni eso, ni tampoco ha sabido o querido abrir una vía de diálogo con sus supuestos socios para intentar encauzar y normalizar lo más básico de la gestión.

Así hemos llegado a una situación insufrible, en la que todos tienen su parte de culpa. Los vecinos de la capital aragonesa, dejando a un lado los más politizados y alineados, están confundidos y han acabado por desentenderse de todo. De ahí el rotundo fracaso de los presupuestos participativos, un proceso que no implicó ni al 1% del censo.

Estamos ante un monumental fracaso de la política, por torpeza de unos y por oportunismo de otros, por lo que fuere. Esto no va parar de complicarse (por el conflicto en Ecociudad, por las sentencias favorables a FCC... por cualquier cosa), y ya no queda otra salida que esperar con paciencia la convocatoria de elecciones en mayo del año próximo. Y que la ciudadanía ajuste cuentas.