Debate del Estado de la Nación. Bla, bla, bla. Rajoy con su "ha pasado lo peor, bajan los impuestos, se crean empleos, se reactiva la economía-", y Rubalcaba sin cantearse de su habitual discurso. Las primeras encuestas dan como vencedor al líder de la oposición, dos décimas por arriba del pope. Lo reseñable es que aunque este año el escenario económico es mucho más halagüeño que el anterior, el comandante en jefe está muy lejos de alcanzar el refrendo popular que según el CIS obtuvo entonces: aquel 35% frente al 8% rubalcaniano. Será que la vacuna aragonesa contra el alzhéimer del doctor Sarasa está cosechando sus primeros éxitos o que la ciudadanía tiene bien identificada la clase de megadinosaurious que está al frente del país (atentos los expertos de Dinópolis que acaban de encontrar fósiles de esta especie extinta, pues la tienen vivita y coleando). Razón no le falta a Patricia Luquin (IU) al decir que "lo único que ha avanzado del debate del año pasado es que el presidente no perdió los papeles" (acuérdense del lío que se montó al pasar páginas en las contrarréplicas). Afortunadamente, algo interesante aconteció: el doble touché de Chesús Yuste (CHA) al interpelar a la "fiera de la niña" sobre sus planes para reactivar el trasvase del Ebro, ante el que el president no pudo sino ofrecer la callada por respuesta y un reproche un tanto cínico a Yuste, al acusarle de no importarle "nada" resolver los problemas de Aragón. Touché, Mariano, mala ofensiva: tocado y fuera de combate.

Periodista y profesora de universidad