Los hospitales aragoneses no aparecen entre los mejores en un ránking avalado por las organizaciones colegiales de médicos y enfermeros y las asociaciones de pacientes que se dio a conocer el martes. La reacción de la DGA no pudo ser más lacónica y casi hasta displicente, aludiendo a un barómetro sanitario que colocó a la sanidad aragonesa como la mejor valorada del país. Más que agarrarse a ese estudio bonancible, la obligación del Gobierno es luchar porque los centros sanitarios aragoneses ganen reputación y obtengan mejor opinión entre los profesionales sanitarios del conjunto del país.