La reducción de las becas, los recortes educativos, el aumento de las tasas universitarias y las penurias económicas que muchas familias sufren obligar a miles de estudiantes a buscar trabajo todos los veranos para poder hacer frente a las matrículas. Una situación de la que se benefician las empresas, especialmente del sector de la hostelería, que logran de esta forma una mano de obra barata que no va a reclamar más derechos porque están desesperados. Se dan casos de que jóvenes universitarios zaragozanos están trabajando en establecimientos hosteleros en Salou por 400 euros al mes más comida. Dinero que a duras penas logran ahorrar para ayudar a sus padres a pagar la matrícula. Y luego dice el Gobierno que España comienza a salir de la crisis. Si alguien sale de la crisis desde luego no son ni las familias ni los jóvenes.