Los miles de trabajadores que cada día se desplazan a Plaza en sus vehículos particulares están preocupados porque detectan situaciones de auténtico peligro al conducir por el polígono. Denuncian que una minoría de temerarios desaprensivos no respetan las señales, ni las vías de servicio, ni siquiera las rotondas, que toman por la izquierda para atajar. No debería quedar el asunto en la simple queja de un grupo (cada vez más numeroso) de conductores, sino en la advertencia de que puede producirse un accidente grave si no se controlan los excesos por los agentes de tráfico.