Ya Isaac Asimov, maestro de la ciencia ficción, elucubraba sobre la posibilidad de «cultivar» sociedades nuevas, insuflándoles una psicohistoria que permitiese crear o modificar su pasado y planificar su futuro, dominando su presente a voluntad.

En fase, por el momento, más moderada pero con intenciones no muy diferentes vienen desarrollándose novísimas técnicas de extracción y aplicación de datos globales. Empresa especializada en ello es Cambridge Analytica, conocida por su vinculación con Steve Bannon y Robert Mercer, el asesor y el financiero que asoman detrás de algunas de las más oscuras operaciones de los últimos años: la victoria de Donald Trump y el 'brexit'.

Uno de los ingenieros informáticos de Cambridge Analytica, Chistopher Wylie, creador de la maquinaria de extracción de datos de Facebook, se ha decidido a revelar los secretos a los que tuvo acceso, animándose (arriesgándose, diría yo) a publicar un valiente y clarificador ensayo, titulado 'Mindf*ck. Cambridge Analytica, la trama para desestabilizar el mundo' (Roca Editorial).

Wylie lo ha escrito en conciencia, convencido de haber sido manipulado y servido a fuerzas lo suficientemente tenebrosas (incluyendo la Rusia de Putin) como para denunciar ante la opinión pública de qué manera se usaron millones de perfiles de Facebook para alterar el curso de la política contemporánea. Espoleados por las mesiánicas y supremacistas visiones de Bannon y por el dinero de Mercer, Wylie y sus colegas analistas se prestaron, muchos sin saberlo, a un gigantesco proceso de manipulación psicológica que culminaría en las elecciones presidenciales norteamericanas de 2016. «Bannon --asegura Wylie-- sospechaba que había franjas de la población estadounidense que se sentían silenciadas por miedo a ser etiquetadas como racistas. Los hallazgos de Cambridge Analytica confirmaron sus sospechas: Estados Unidos está lleno de racistas que permanecen en silencio por temor al rechazo social. Además de aflorarlos, el propósito de Cambridge Analytica era canibalizar al Partido Republicano y remodelar la cultura estadounidense».

¿Ciencia ficción? Nada de eso, ¿verdad, Gran Hermano?