Denuncian una campaña de intoxicación pagada por la derecha. Una vez más. ¿A cuántas elecciones han concurrido dopados por el dinero negro, dinero B, dinero corrupto? ¿Cómo se penaliza a los tramposos reincidentes? porque luego se les ve por las televisiones sentando cátedra, afirmando que no saben nada de nada y en todo caso que algunos les salieron ranas e incluso sapos. Escriben libros, supongo que para ayudar a escribir la historia como les convenga, pero seguro, seguro que no destapan las redes de corrupción de las que se beneficiaron, colaborando así con los fiscales y los jueces. Cobran el 3% o el 5 % o ellos sabrán. O se reparten, en A o también en B, sobresueldos grandes o pequeños, procedentes de los fondos asignados a los grupos parlamentarios, por ejemplo, aunque no sólo ellos. 2.000 o 200. Trampas, corrupciones, mentiras, dopajes que no acaban de penalizarse adecuadamente. Pero hay que votar. No hay democracia sin derecho a voto y sin ejercicio del voto. Nada es perfecto del todo, pero quedan opciones y responsables políticos capaces de levantar ilusiones y seguir suscitando esperanzas. Así que conmigo sí, que sigan contando porque no les puede salir bien otra vez el dopaje y a las trampas a los de siempre. Cuando la izquierda se queda en casa alegando una u otra razón acaban gobernando las derechas, como en Andalucía. Y ya van teniendo experiencia los andaluces de lo que eso significa. Así que los tóxicos que se los coman ellos. Que los puristas se lo piensen. No es hora de los reproches, es hora de defender lo público, de no poner en peligro derechos conquistados, de recuperar los perdidos, de defender las pensiones, de luchar contra la desigualdad. No todos los partidos defienden el bien común. Algunos defienden sus privilegios e intentan intoxicar a los demás. A ver si nos vamos enterando.

*Profesor de la Universidad de Zaragoza