Metidos en campaña electoral mucho antes de que comience oficialmente, el candidato señor Rajoy y la candidata por Murcia, señora Rodríguez, a la sazón ministra, han caído por Aragón pidiendo apoyo para el PP. Lo han hecho con estrategias distintas pero complementarias. El señor Rajoy, haciendo gala de un tancredismo cobarde, no se atrevió a decir una sola palabra sobre el trasvase y evitó a la prensa limitándose a presentar un caduco programa sobre sanidad, en una ceremonia insulsa donde mezcló y confundió competencias autonómicas con estatales. Rajoy ni sabe ni contesta sobre los temas más escabrosos que salpican al PP, algunos son realmente escandalosos y vergonzantes, y se limita a repetir que los socialistas no traerán otra cosa que paro y desunión entre los españoles. Entre tanto, la ministra de Medio Ambiente pide a las mujeres aragonesas que den una oportunidad a las murcianas y almerienses, en un ejercicio de cinismo que sólo aquí, cada día más pacientes, consentimos. Si la señora ministra se hubiera dado una vuelta, por ejemplo, por Gerbe, pedanía de Aínsa a orillas del pantano de Mediano, hubiera comprobado que las mujeres de esa población no disponen ni siquiera de agua corriente, aunque el cauce embalsado del Cinca roza las casas del pueblo. La ínclita ministra pide a esas aragonesas solidaridad; será para que se rieguen campos de golf y se siga destruyendo la costa mediterránea. Y lo curioso de todo esto es que en marzo algunas (y algunos) hasta les votarán. Masoquistas que somos.

*Profesor de Universidad y escritor