Los paros derivados de reclamaciones laborales que afectan a servicios públicos, como los anunciados para el tranvía de Zaragoza en plenas fiestas del Pilar, tienen unas consecuencias excepcionales para la movilidad en unas fechas muy señaladas, lo que incrementa la presión del pulso entre empresa y trabajadores. La huelga, como último recurso de la negociación, es legítimo que se plantee cuando los trabajadores mejor puedan jugar su baza. Sin embargo, el proceso negociador, tendría que ser más operativo. No se puede fijar el día previo al inicio de los paros como hábil para la mediación. Si hay o no acuerdo a últimas horas, --como es costumbre-- los usuarios no pueden hacer planes para el día siguiente.