Parece que el Ministerio de ¿Educación?, dirigido por el ministro Íñigo Méndez de Vigo, que a este paso va a hacer bueno al nefasto José Ignacio Wert, tiene previsto eliminar del bachiller la asignatura de Literatura Universal. Primero se cargaron la Filosofía, ahora la Literatura, y la siguiente, supongo, será la Historia. Poco a poco, pero sin cesar, esta pandilla de conservadores rancios, prepotentes y soberbios, se ha propuesto liquidar todo aquello que en educación suene a humanismo, conciencia crítica, valores sociales, cultura y libre pensamiento. Año tras año, plan tras plan, a los recortes en educación se suma la supresión de las asignaturas que hacen posible que los alumnos de Secundaria tengan acceso a todo aquello que significa progreso intelectual, valores morales y paradigmas éticos.

Aunque estos dos ministros tienen estudios y se han labrado un curriculum, lo han hecho siempre a la sombra del poder, aprovechándose de sus relaciones políticas, independientemente de sus conocimientos y su ¿valía?, para medrar y conseguir alcanzar tan relevantes cargos.

La llamada Ley Wert, una de las peores que se han aprobado en la etapa democrática, fue la culminación de todo un proyecto para formar individuos acríticos, para fomentar las desigualdades en la educación y para acabar con el acceso universal a la formación como personas cultas. Esa ley ha sido reprobada por el Congreso surgido de las últimas elecciones generales, pero el Ministerio de Méndez de Vigo anda buscando fórmulas tramposas para seguir cumpliendo el objetivo que los conservadores españoles siempre han procurado en esta materia: hacer de la educación un instrumento más para seguir monopolizando los privilegios del acceso al conocimiento.

Pues bien, mientras esto -que es lo trascendente, lo importante y lo esencial para una sociedad civilizada y moderna- ocurre, las buenas gentes de la oposición andan sumidas en sus líos: los de Ciudadanos denunciando de boquilla la corrupción del PP pero apoyando a sus gobiernos y dispuestos a aprobar sus presupuestos; los del PSOE criticando las políticas del PP pero sosteniéndolas en lo fundamental; y los de Podemos peleándose entre ellos por ver quién acude a las tertulias en los medios de comunicación, para no decir otra cosa que sandeces e incongruencias.

Por eso, me da la impresión de que la casta política, encantada de haberse conocido como está, desea por unanimidad que los nuevos españoles sean cada curso de Secundaria más idiotas. Así les va bien.

*Escritor e historiador