Una de las voces más autorizadas contra el fenómeno, la lacra de la trata de mujeres en todo el mundo, y particularmente en España, es la cineasta española Mabel Lozano. Desde hace ya más de una década, sus documentales vienen denunciando sin ningún tipo de filtro o tapujo la brutal realidad de miles de mujeres que son prostituidas, esclavizadas, humilladas, torturadas y, en no pocos casos, asesinadas, sin que este endémico desastre tenga visos de ser corregido.

En El Proxeneta (editorial Al Revés), Mabel Lozano nos cuenta la historia de un proxeneta o chulo, alias El Músico, cuyo testimonio, sencillamente increíble, vertebra este ensayo-denuncia con una cadena de hechos extremos, el más suave de los cuales pone los pelos de punta.

Miguel el Músico, en su vida de macarroneo, llegó a prostituir, según el mismo ha reconocido, a más de mil setecientas mujeres.

Si ustedes, para que no sea simplemente una cifra, las imaginan sentadas, por ejemplo, en el Auditorio de Zaragoza, todavía tendrían que ocupar, para caber, los pasillos. Una por una, esas chicas rumanas, colombianas, brasileñas y, cada vez menos, españolas, fueron captadas en sus lugares de origen por muy diferentes medios; engañosos, por lo general, a base de falsas promesas o de otras mujeres que hacían de gancho para las noveles víctimas.

En este extraordinario libro queda claro que la prostitución en España está controlada desde hace mucho por varios clanes de proxenetas, los mismos que rigen esos macroburdeles que pueden llegar a albergar a cientos de mujeres. De vez en cuando hay una redada, verdad, pero no lo es menos que el problema, la lacra, nunca se extingue del todo, volviendo a aparecer en cualquier otro lugar. ¿Controlar la prostitución, marginarla, prohibirla, abolirla...Qué hacer?

En nuestro país, la venta de carne humana no es legal ni ilegal, sino todo lo contrario. Y de esa establecida alegalidad los chulos, macarras, proxenetas o como llamárseles quiera obtienen situaciones favorables para sus corruptos intereses.

La lucha contra ellos no puede ser solo cosa de personas tan comprometidas y valientes como Mabel Lozano.