EL debate de primarias en el Partido Socialista estuvo mejor de lo esperado, pues consiguió elevar el tono mitinero a que venía limitándose una larga y pesada campaña, en especial por parte de Pedro Sánchez.

Que fue de los tres, desde mi punto de vista, el que peor estuvo. Fue el más corto de miras y su obsesión personal con Mariano Rajoy, primero, y con Susana Díaz, después, rozó el infantilismo.

Debería saber a estas alturas Sánchez que ni Pedro ni Pablo ni Susana ni Mariano tienen para los españoles sino un interés meramente coyuntural, conforme a sus ideas y proyectos, nada más y nada menos.

Ideas y proyectos que aparecieron con algo más de fluidez en Patxi López, el vasco bueno, español, socialista, que una vez fue lendakari y presidente del Congreso de los Diputados (en ambos casos con la inestimable ayuda del PP) y que ahora pretende, sin votos, hacer volver a la buena senda a su desmortado partido.

Susana Díaz, la favorita, es lo que es. Tiene de bueno su sentido de una España autonómica, muy alejada de esas veleidades historicistas e historicidas de los muy insolidarios nacionalistas vascos y catalanes, de quienes el resto del personal está hasta las narices, y no va a vacilar con refundaciones ni reformas constitucionales. Será. en ese sentido, como Rajoy, una roca parlante contra la que se estrellarán los cantos de sirena de los Puigdemont, Urkullu y demás lunáticos y visionarios. En lo social, Díaz aplicará el canon andaluz, el de una administración omnipresente, que va calando en las vidas y comunidades de los ciudadanos, que busca su base, la cofradía, el equipo, la peña, el colegio, la agrupación, extendiendo así el modelo de control social que impuso en su día Alfonso Guerra. Comunica bien, como buena andaluza, y sabe que de la comunicación, del arte de la palabra, surge casi todo, y desde luego el poder. No pactará, parece, con Pablo Iglesias, diferenciándose así de Sánchez, más cerca cada vez de la formación morada, con el consiguiente susto del status quo y de esa España consevadora mucho más profunda y extendida de lo que creemos, sobre todo cuando se le afecta a la propiedad o cosas de comer.

Por lo demás, es cierto que, como le oí a Álvaro Bajén en Aragón TV, ganó el PSOE. Deberían celebrar estos debates más a menudo, sería una manera de hacer didactismo, educación política.