A medida que nos acerquemos al mes de marzo de este 2004, aumentarán las profecías sobre el futuro de Los Tres Mosqueteros, o sea, Rodríguez Zapatero, Bono y Ruiz Gallardón. El cuarto mosquetero es Mariano Rajoy, del que las encuestas y la opinión general auguran que es D´Artagnan, que encontrará el collar de la reina, y que la única duda que suscita al respecto que es si ganará las elecciones por mayoría absoluta o por mayoría simple. Profetizar que van a aparecer profetas es también una profecía, aunque sea de tono menor, pero los primeros días del año son propicios a la futurología y a la exaltación de firmes convicciones, aunque las firmes convicciones --dejar de fumar, acostarse temprano-- se conviertan en quebradizas aspiraciones traicionadas a los pocos días.

Sobre el mosquetero Rodríguez Zapatero hay dos clases de auguradores: los que consideran que, como Felipe González, necesitará una segunda oportunidad, y los pesimistas, que recuerdan el poder entrópico de la izquierda para la autodestrucción, y que barruntan un nuevo derribo.

Sobre el mosquetero Bono, los arúspices se basan en que se cumpla el derribo de Zapatero, y de ahí surgen dos opciones: la de los enterados que aseguran que Bono nunca cruzará el Tajo para sentarse en el sillón de Ferraz, y la de los que se inclinan por asignarle un papel crucial en el padrinazgo del que sería nuevo líder de la izquierda.

Por fin, está Ruiz Gallardón, condenado por su apellido a ser más gallardo de lo que cabría esperar, y del que algunos sospechan que no va a estar dispuesto a sufrir una espera larga de ocho años con resultado final incierto, y que podría forzar alguna especie de ruptura en el seno del PP, lo que podría dar alguna posibilidad a Rodríguez Zapatero para que D´Artagnan no encontrase el collar en las urnas del sufragio. Estas especulaciones no las hacen tarotistas de tres al cuarto, sino serios politólogos, no sé si aficionados a Dumas.

*Escritor y periodista