Primero fue Rocco Torrebruno, aquel cantante italiano metido a presentador de televisión que ha pasado a la cultura popular como paradigma de persona bajita. Después llegó Rocco Siffredi, la estrella del porno, que basó su leyenda en lo grande, en este caso, el tamaño de su principal herramienta de trabajo. Ahora los estudiosos del caspa tenemos un nuevo Rocco transalpino: el señor Buttiglione, al que Durao Barroso quería colocar en la Comisión Europea como responsable de Justicia. Seguramente Buttiglione no pasará a la historia, de hacerlo, tal vez sea por el enorme tamaño de su fe en la ideas del Vaticano ("la familia existe para permitir que las mujeres tengan hijos y que un hombre las cuide"). También puede pasar a los anales del gobierno europeo por lo breve de su mandato: destituido antes de ser nombrado (afortunadamente tras sus declaraciones el Parlamento europeo ha rechazado su idoneidad para el cargo). Si esta es la Europa que ofrece Barroso --que no olvidemos, era el cuarto en la foto de las Azores-- el electorado progresista lo tiene difícil en el próximo referéndum sobre la Constitución europea. Parece que tras la Europa de los Mercaderes ahora viene la de los Reaccionarios.