Hace unos días les hablaba del último libro de Francis Fukuyama y hoy lo haré de otro ensayo, también muy reciente, recomendado por este ilustre politólogo: La tribalización de Europa, de Marlene Wind (Espasa). «Un análisis sin ambages del actual giro hacia el nacionalismo populista de miras estrechas, amén de una apasionada defensa de los valores liberales necesarios para sostener un futuro político democrático», en palabras del propio Fukuyama.

Marlene Wind, directora del Centro de Política Europea de la Universidad de Copenhague, ha publicado numerosos libros sobre derecho y política de la Unión Europea.

De un conocimiento profundo de sus instituciones procede su temor, asimismo muy hondo, de que lo que ella llama movimientos tribales esté socavando principios europeístas.

Para ilustrar ese riesgo se basa en algunos ejemplos muy recientes: la deriva catalana, el brexit o la balcanización centroeuropea.

Acerca del movimiento independentista catalán, que califica de tribal, Marlene Wind recuerda, para empezar, que en la configuración territorial y ámbitos comunitarios de la Unión Europea las regiones (Cataluña entre ellas) no han dejado nunca de tener una función marginal. Y sigue apoyándose en la estadística para deducir que los separatistas catalanes residen mayoritariamente en zonas rurales, siendo los unionistas más numerosos en Barcelona capital. «¿A la cual --se pregunta Wind-- permitirían esos mismos separatistas independizarse de una Cataluña independiente?»

La pregunta es pertinente y remite a las constantes manipulaciones sobre episodios históricos perpetradas por nacionalismos regresivos y excluyentes que buscan amañar en el pasado argumentos negados por el presente.

Y advierte la profesora Wind acerca del concepto de pueblo sobre el que fuerzas como el brexit, Orban o Trump, Junqueras o Puigdemont se apoyan demagógicamente para imponer políticas tribales, socavando la democracia representativa en aras de jefes de tribus.

La intelectualidad europea lo tiene muy claro.