Los comportamientos tienen remedio. Las personas no. Decía el historiador romano Tito Livio , que no somos capaces de soportar nuestros vicios ni su remedio. Vamos, que no estamos de acuerdo con una cosa ni con la contraria. Nos resulta fácil expresar rechazo a todo, al mismo tiempo que nos parece complicado particularizar el agrado. Los humanos somos más inconformistas que disconformes.

El primer término hace alusión a un rechazo hostil ante lo establecido. El segundo, refleja un sencillo y educado desacuerdo. Nuestro diccionario es sabio al hacer una distinción fundamental en sus diferentes prefijos.

Ejercemos de inconformistas cada vez que discutimos con los demás, porque no es que estemos en desacuerdo sino que lamentamos tener la razón. Y si una persona no nos la da, no solo está equivocada, es que además no tiene remedio. Los psicólogos apañamos conductas y comportamientos que causan malestar propio y ajeno. Nuestro trabajo consiste en aplicar remedios científicos, en forma de psicoterapia, para que un paciente aprenda a tener arreglo, por todo aquello que hace o piensa, y le hace sufrir. No por lo que es.

Ahora que llegan las vacunas para hacer frente a la pandemia, crece la desconfianza al pinchazo inmunizador. Los que ejercemos con dignidad la belenofobia, sí que tenemos remedio.

No es que nos asusten los belenes navideños, que también, sino que sentimos pánico a las agujas de todo tipo. Pero no a lo que contiene la jeringuilla. Aunque yo, si tengo que elegir lo que se mete dentro de mí, prefiero que sea la Pfeiffer antes que la Moderna de Oxford. No hay color.

Nos quejamos de la estupidez irracional de los antivacunas y nos apuntamos al inconformismo contra la ciencia que nos ayuda. La lógica del pataleo nos lleva a pedir que sean los demás quienes se inyecten el antídoto para que nos dejen tranquilos al resto.

Este comportamiento es transversal, aunque sí existe una tendencia mayoritaria entre la ideología conservadora y la rabieta inconformista frente al gobierno y la sensatez.

ALGO QUE SE reitera entre quienes despotrican contra las restricciones y a la vez se quejan

del avance del virus. O de quienes se lamentan por la falta de medios sanitarios mientras desmantelaban, bajo las directrices de Rajoy, una sanidad pública que los tiburones del PP ya habían dejado escuálida. Siguiendo con el ejemplo, tenemos a los que demandaban unos presupuestos sociales y expansivos, para estos tiempos de crisis, y ahora se encierran de nuevo en su cascarón naranja. Ciudadanos votará en contra de los Presupuestos Generales del Estado.

Entre el vértigo a su vacío electoral, el pánico a las urnas catalanas y la bipolaridad política de los últimos meses, los de Arrimadas han sucumbido a su agorafobia de soledad en la plaza de Colón.

En Aragón vivimos un inconformismo entre lo que queremos y lo que debemos hacer. Se abre el cerrojo de las capitales y se mantiene el de las provincias. Mientras, miramos de reojo al puente de la Constitución y las calculadoras familiares echan humo.

Los resultados de las cuentas confirman que los cuñados han sido agraciados con el número de la bestia, el 666, y están nominados para su expulsión de las últimas cenas del año. Bienaventurados los premiados, porque de ellos será la paz de la mesa.

Nos queda la duda de si al abrir mucho la mano en diciembre, se pueden cerrar muchos pulmones en enero. Hasta ahora, la cuesta del primer mes del año era una subida económica a un puerto de categoría especial. El temor es que inventemos la primera bajada sin frenos subiendo por una curva. Veremos.

La política se mueve entre la indiferencia y el inconformismo. El Debate del estado de la ciudad de Zaragoza demuestra que a Jorge Azcón no le interesa hablar de política sino hacerla. Se aburrió en el debate e intentó pasar desapercibido en un pleno en el que no se siente cómodo, ni quiere que los demás lo estén.

La frialdad de Vox con el alcalde es tan falsa como sus postulados. Aunque no se besen, en público, se quieren y se necesitan. La izquierda recrimina al gobierno municipal la ausencia de remedios y proyectos para la capital.

TENÍA PRISA DON Jorge por finalizar el pleno y ponerse a lo Ayuso. Del cruce de miradas, entre ella y él, saltaron chispas que pusieron en marcha los sistemas contra incendio de la Génova de Casado.

A la fiesta no podía faltar el presidente Lambán. Vaya semanita del ejeano. Primero se fue a ver a Felipe González a Madrid y luego recibió aquí a la presidenta madrileña. ¿Qué puede salir mal?

En fin, Javi Potter pasa del pentagrama al aquelarre con una facilidad pasmosa. Conociendo su arte con los encantamientos, tuvo morbo el encuentro entre un hechicero y una madrastra. A la conjunción política del viernes en tierras mañas se le denomina «el trío de Ala land » (Ayuso, Lambán y Azcón). En Ferraz dicen que no tiene remedio.

El actual Real Zaragoza, tampoco. Le sobran mediadores y conseguidores de nuevos estadios, y le falta fútbol y proyecto. Una revolución, como remedio, le sentaría bien al equipo de La Romareda.

Se fue Maradona , que pisó su césped pero pateó su vida. Los aficionados maños seguimos amando a nuestro club porque el Real Zaragoza es patrimonio inmaterial de la humanidad zaragocista, aunque sus actuales inquilinos lo maltraten. Si es que no tenemos remedio.