A su paso por el pueblo tarraconense de Alcanar, la tubería del trasvase del Ebro necesita 400.000 metros cuadrados de terreno en los que se cultivan naranjales. Los 130 agricultores afectados se sienten expoliados por el Gobierno español, porque después de muchos años de trabajo van a perder unas tierras que ahora empezaban a dar sus frutos. "Destruye nuestras tierras y se lleva nuestra agua", explican. Pero no se resignan. Ayer se negaron a firmar las actas de expropiación por un defecto de forma y más tarde las recurrirán. Probablemente perderán la batalla, pero no se habrán entregado. En la lucha no están solos.