Un año después de su apertura, el funcionamiento del túnel de Somport ha ratificado casi al cien por cien los análisis que se hicieron en aquel momento: el Pirineo es más permeable, pero sigue sin producirse una comunicación transfronteriza fluida y acorde con las demandas del tráfico y de las necesidades de los pueblos situados a uno y otro lado de la cordillera. Por motivos de puro oportunismo político, el actual Gobierno francés no ha querido mejorar la carretera al otro lado del Somport (hablamos de una mejora que siempre será relativa dados los condicionantes medioambientales y otrográficos del valle del Aspe) y en consecuencia el tráfico rodado, que se ha incrementado notablemente, encuentra allí y en en otros puntos del trazado bearnés sucesivos cuellos de botella.

Si París no apuesta por mejorar las comunicaciones a través del Pirineo Central, ¿podría hacer Madrid algo al respecto? Probablemente sí, pero el Gobierno español, aunque apoya verbalmente, tampoco parece estar decidido a volcarse en este tema. Al fondo (pero muy al fondo) queda la posibilidad de que dentro de no se sabe cuántos años se haga un túnel de cota baja por el Vignemale. Mientras, nos queda el Somport. Habrá que sacarle el máximo provecho.