De ntre las reacciones de los líderes registradas inmediatamente al término del cómputo electoral me llamó la atención la de Pablo Casado, candidato del Partido Popular. Quien, pese a haber recibido una paliza histórica salió a reconocerlo con impecable sonrisa y mirando al futuro, como si para él estuviera colmado de tareas y esperanzas. Felicitó a Pedro Sánchez y se deshizo en elogios hacia el PSOE, «un gran partido con relevante presencia histórica», limitando sus expectativas a liderar el centro derecha y a verlas venir. No dimitió, no admitió grandes errores, no rebló.

En los próximos días o semanas, Pablo Casado cederá protagonismo escénico a socialistas y podemistas, en su intento de formar gobierno. Porque Sánchez, lógicamente, explorará en primer lugar ese territorio, afín a su estrategia e ideología.

Pero esta vez el jefe de los morados, Pablo Iglesias, no va a limitarse a apoyarle con sus votos.

Le exigirá, y así lo ha adelantado, entrar en el Ejecutivo. ¿En calidad de qué? ¿Como vicepresidente, con varias carteras ministeriales? Probablemente. Esa tesis combinaría un Ejecutivo de izquierdas entre socialistas y podemistas, apoyado por otras fuerzas parlamentarias con las que les fuera susceptible entenderse bien puntualmente, bien en el marco de la legislatura.

Si esta operación, por las razones que sea, no prospera, a Sánchez no le quedaría más remedio que intentarlo con Albert Rivera. Pero Ciudadanos, según ha quedado claro en la campaña, no parece inclinado a aliarse con los socialistas. Y tampoco las bases del PSOE apoyan de partida esa alianza.

De fallarle a Sánchez primero Podemos y luego Ciudadanos, ¿quién le quedaría para apoyarse, a qué partido constitucionalista podría acudir para sentar unas mínimas bases de gobernabilidad? Solo le restaría, en tal caso, el Partido Popular.

De recurrir a esta baza, probablemente Pablo Casado estaría dispuesto a apoyar a Sánchez. No entrando a formar parte de su gobierno, por supuesto, pero sí en aras de la estabilidad y poner en valor su liderazgo del centro derecha.

Cosas más raras se han visto.