La Comisión Europea hizo públicas ayer sus previsiones económicas de primavera, que vienen a confirmar la lenta recuperación de la eurozona, con algunos países aún sumidos en una grave situación y otros, como Alemania, en la rampa de salida con un crecimiento robusto, incluso con una reducción de sus ya bajas tasas de paro. En lo que se refiere a España, las discrepancias de los técnicos comunitarios con las previsiones del Gobierno de Mariano Rajoy no son abismales, aunque todas ellas tienden a rebajar el optimismo preelectoral con el que se ha dibujado el nuevo cuadro macroeconómico y la revisión del plan de estabilidad. Probablemente, la mayor distancia entre los cálculos de Madrid y de Bruselas radica en la recaudación fiscal, los ingresos del Estado, en el 2015. Es un dato clave, porque es el que determina si habrá que hacer recortes adicionales para llegar al objetivo de déficit. España no debería sobrepasar el 5,8% de desajuste entre ingresos y gastos, pero el Gobierno anunció el miércoles pasado que lo bajará hasta el 5,5%. No por ideología, dijo Cristóbal Montoro, sino por eficiencia. La CE cree que el déficit será del 5,6%. Pero la proyección para el 2015 es diferente, porque mientras Madrid dice que cumplirá con el 4,2% pactado, en Bruselas sostienen que subirá al 6,1%. Allí consideran que la rebaja de impuestos --en realidad, dejar que caduquen las subidas temporales aprobadas en el 2011--, los efectos de la devolución del céntimo sanitario y el coste de la tarifa plana para ciertos contratos impedirán que los ingresos sean los estimados por el Gobierno. La diferencia es nada menos que de dos puntos del PIB, unos 20.000 millones.

DISCREPANCIAS EN EL EMPLEO

En el empleo también hay discrepancias, porque el Gobierno dice que se crearán 600.000 puestos de trabajo entre este año y el próximo, mientras que la CE rebaja las previsiones de crecimiento de empleo un 50% para el 2014, aunque coincide con Madrid en la tasa para el 2015. La reacción de Luis de Guindos, el titular de Economía, asegurando que Bruselas terminará dándoles la razón porque los tipos de interés caerán y porque aumentará la recaudación no parece muy convincente, sobre todo teniendo en cuenta que uno de los principales problemas del Estado español radica precisamente en la baja eficiencia de su sistema tributario.