La elección de Julián Lóriz como nuevo secretario general de UGT abre una nueva etapa en el sindicato aragonés. De momento, será un periodo de transición hasta el próximo congreso regional, lo mismo que le ocurrió al líder saliente, Jesús Membrado, cuando sucedió a José Antonio Cid en 1993, que abandonó el sindicato también para irse al ruedo político. UGT es ahora un sindicato más fuerte que tiene que afrontar una forzada renovación --también se ha ido Tomás Iglesias, otro hombre clave-- y que va a vivir, en paralelo, el proceso de cambio de sus colegas de CCOO y el inicio de una inicierta legislatura. Trabajo no va a faltar.