Es altamente improbable que Donald Sterling, dueño del equipo estadounidense de baloncesto Los Angeles Clippers, sepa nunca de la existencia de un anónimo aficionado del Villarreal Club de Fútbol con el que, sin embargo, ha compartido protagonismo mediático estos últimos días. Como es sabido, ambos se han significado por exhibir su intolerancia en el entorno del deporte profesional. Uno, tras ser sorprendido en una grabación en la que vomitaba comentarios racistas. El otro, por lanzar desde la grada un plátano al jugador brasileño del Barcelona Dani Alves. Pero contra los paralelismos que muchos han querido ver en estas dos situaciones, el único que en verdad puede hacerse es que Sterling y el hincha del Submarino Amarillo se han ganado, con todo merecimiento, el calificativo que ustedes quieran ponerles. Más allá de eso y de que los dos han acabado con sendos castigos vitalicios, sus casos no se pueden comparar. En EEUU existe aún mucho racismo, caldo de cultivo para que al magnate le importara poco que tanto en su plantilla como entre los seguidores de la NBA la mayoría sea negra o hispana. En España no ocurre lo mismo, pese a las estúpidas actitudes de algunos, y pese a que crisis y xenofobia son términos que caminan de la mano. Pero en La Romareda, sin ir más lejos, hay parte del público que de vez en cuando gusta de imitar a los monos cuando el rival alinea a jugadores de color. Por fortuna, los demás sabemos que los monos son ellos. Aun así, frente al uh, uh, uh, tolerancia cero. Periodista