Se ha conocido ahora que el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza tiene contratado a un cura para la atención espiritual de los residentes en la Casa Amparo y para el servicio de Bomberos. Por pequeña que sea la partida destinada a ese empleo --que por otro lado ya abonan los Presupuestos Generales del Estado-- sería más comprensible orientarla a necesidades materiales de la acción social, en el caso de la residencia, o técnicas para el Cuerpo de Bomberos. Las atenciones sobre la fe no pueden cargarse a las cuentas de una administración que está para otras cosas. Es un disparate.