Unidad y solidaridad. Esa es la medida que solicitamos a los representantes políticos, los humildes ciudadanos confinados en nuestras casas, por duro que sea, porque creemos que es la única forma de superar esta crisis sanitaria, económica y social. Podrían pedirse responsabilidades políticas, pero no es el momento, y no dice nada bueno de aquellos que avasallan al Gobierno. Véase, figuras como la de Casado o Abascal, que acusan al Ejecutivo de «haberlo hecho tarde y mal». Es fácil enjuiciar desde fuera, y predicar con el no ejemplo, como hizo el líder de Vox (el mismo que exige medidas más drásticas de confinamiento), al plantarse en el Congreso cuando debería estar en cuarentena, por mucho que «esté recuperado» del covid-19 en solo una semana (¿súper hombre, raza aria?).

Cierto es, que podemos hablar de falta de medidas preventivas a tiempo. Una, la no paralización de manifestaciones masivas como la del 8-M, petición que hizo la UE, a la que nuestro Gobierno no supo decir no, priorizando las cuestiones ideológicas sobre las sanitarias. Otra, la no compra de materiales sanitarios para tener en 'stockage', en previsión de la expansión como la pólvora de lo que a priori era una epidemia «controlada», incluso para la propia ONU, a la que le costó varios meses concederle la dimensión de pandemia. Pero, lo relevante, ahora y en adelante, «es estar unidos entre sí y con el Gobierno» contra el coronavirus. Esa petición les hacía Sánchez a los grupos del Congreso para convencerles de prorrogar el estado de alarma. Me sumo a este llamamiento, presidente. Mantengámonos unidos, seamos solidarios, no solo con nuestros dirigentes, con nuestros conciudadanos, sino con toda la especie humana. Hoy y siempre, unidos, contra éste o cualquier otro tipo de coronavirus. Juntos, venceremos.

*Periodista y profesora de universidad