¿Puede la ideología marcar el precio del billete del transporte público? Difícil respuesta, a juzgar por la variedad de enfoques de las administraciones en la política tarifaria de la movilidad. A saber, mientras en Zaragoza el ayuntamiento busca fórmulas para igualar el precio del bus y del tranvía a residentes y foráneos, en Barcelona, la alcaldesa Ada Colau quiere excluir a los turistas del T-10: que paguen el billete completo sin la subvención del 46% que tiene este bono de diez viajes. No parece que la ciudad acogedora esté para espantar a más turistas, pero al margen sería lógico que hubiera una posición única de miembros de un mismo partido (los comunes) ante la universalidad o no del acceso a los servicios públicos.