Una cosa es que que instituciones como el Gobierno de Aragón y la Universidad de Zaragoza mantengan un pulso sobre la financiación académica y, otra bastante distinta, que se llegue al enfrentamiento dando versiones absolutamente contradictorias sobre si se negocia o no. Lo que opina la DGA sobre las cuentas de la universidad ha quedado muy claro en boca de la presidenta Luisa Fernanda Rudi incluso en sede parlamentaria. La respuesta de la universidad que dirige Manuel López dando los pasos previos a una reclamación jurídica que considera de derecho, también. Pero las noticias de que se estaba negociando para evitar ese choque de trenes alentaron la salida de una solución pactada. Ahora, de nuevo, vuelven las diferencias y se airean encontronazos que no auguran la búsqueda de un imprescindible clima de consenso.