¿Se acuerdan de cuando el terrorismo de ETA era la principal

preocupación para los españoles? Ocurrió antes de la crisis porque hubo vida. Hubo una época en la que acabar con ETA era prioritario para la sociedad española, mientras el gobierno del PNV hacía el pino con las orejas para defender el derecho a la vida de cualquiera que no pensara como los etarras y, a la vez, no molestar a los nacionalistas más exaltados. Aquello dio paso a otras preocupaciones, con las que no les voy a aburrir porque las vivimos todos los días. Y este largo preámbulo viene al caso porque tengo una duda: ¿Nadie se pregunta por qué, con un gobierno del PNV en Euskadi, con su historial correspondiente, y con el precedente de Artur Mas en Cataluña, el señor Urkullu está tan calladito? Vamos, hay declaraciones tibias, como la de ayer, pidiendo a Rajoy que avance "hacia la soberanía compartida" y demás juegos florales. Pero nada de "y después de Cataluña, votaremos los vascos y vascas para decidir nuestra independencia". Pues yo se lo voy a contar. Porque Urkullu está viendo que a Artur Mas le han fagocitado su espacio político los de ERC, sin hacer nada, sin desgastarse y sin entrar en el gobierno. Clavadito al panorama que se le podría presentar a él si dice una palabra de más. Así que Urkullu se calla, que ya le llegará la hora, mientras toma nota de los errores de bulto del Mesías del Llobregat y se apunta en una libretita "No ser más radical que los que están a mi izquierda", "No meterme en desafíos de los que no me pueda desdecir" y, sobre todo, "Cuidadín con sacar a la gente a la calle con falsas promesas, porque luego no hay quien los vuelva a meter en casa".

Periodista