A estas alturas del mandato Sánchez, la zozobra y el cabreo frustran lo que debía ser una triunfal galopada hacia la recuperación del PSOE y el éxito gestor. Cada día surgen dificultades inesperadas, se producen tropiezos absurdos, los magos se quedan sin trucos y a los malabaristas se les desparraman los aros de colorines. De repente, el Ejecutivo ya no es tan guapo ni tan profesional, y los asesores del presidente, empezando por el que le lleva la comunicación, vacilan y se quedan en blanco. Si no fuera por el CIS, sería insoportable.

Lo que tiene fritos (o sea, electrocutados) a los socialistas sanchistas (que no son todos los cuadros del partido, ni mucho menos) es, en primer lugar, el abrasivo efecto de la campaña de desgaste que han lanzado las derechas. No hay oportunidad, golpe bajo ni marrullería que no utilicen los portavoces del PP y de Cs y sus terminales mediáticas, activas y agresivas como nunca se vio.

Pero luego viene el día a día en las trincheras. Y acongoja ver que Casado se escurre guapamente con su máster fraudulento, mientras Sánchez se queda en la calzada atropellado por una tesis doctoral que no ha sido objeto de denuncia alguna ni revisión ni nada. Dos ministros dimitidos. Los Presupuestos, encallados. Renuncias, rectificaciones. Y ahora Villarejo, que ya es el colmo.

Desde los tiempos del felipismo, el socialismo español no ha logrado entender que ni es ni nunca será lo mismo que el PP. La derecha tradicional (y la nueva) juega con otras reglas, puede hacer cosas que a los de la acera de enfrente les están vedadas. Se maneja mil veces mejor en sus relaciones con los poderes económicos, con el aparato del Estado (con sus cloacas), con los fácticos en general. Los del PSOE se empeñan en creer que ellos también. Que por relacionarse con determinada gente, ir a ciertos actos o participar en los consabidos encuentros cinegéticos ya forman parte del Olimpo español, ya son élite. Pero no. Allí siempre serán intrusos. Les embaucarán, les grabarán, les tenderán trampas, les corromperán. Y al final... les dejarán con el culo al aire.