Muchas de las botas y equipaciones (palabra horrible y mal traducida para lo que siempre fue equipo) que los mejores atletas del mundo van a exhibir en las inmediatas Olimpiadas de Atenas, como orgullo de sus países y símbolo de un falso espíritu deportivo, son producto de la miseria y la esclavitud. Fabricados por mujeres, niños y hombres con salarios miserables, desprovistos de derechos y sometidos a vejaciones.

España cuenta con 150 mil nuevos ricos gracias a lo que ellos llaman boom inmobiliario y los demás especulación y juego sucio legal con los ladrillos. Los beneficios que atesoran son los precios que muchos no pueden pagar por una casa digna y las hipotecas salvajes que la mayoría arrastraremos casi de por vida.

Atravesar el jueves pasado la plaza de Europa de Zaragoza, le costó a un amigo 50 minutos. Los coches, a la espera, ni cabían. El coste ambiental y energético que ensucia pulmones y cambia el clima no sé medirlo.

Se trata de hábitos, modelos de vida y necesidades creadas que los humanos blancos occidentales exhibimos con atroz desvergüenza. ¿Repartimos culpas, también individuales, y empezamos a cambiar?

*Periodista