Bueno, esto marcha. La candidatura de la Expo 08 tira millas a to meter. Madrid apechuga con la parte testimonial y de respaldo, se compromete a financiar, apoya el empeño zaragocí, que ha de irradiar a toda la comunidad (ha de ser una expo distribuída, de Aragón al mundo). Aragón está a tope con el presidente también en la legación de La Moncloa, apoyando el mapa, la supermaqueta portátil del Meandro. Por la tarde, entrevista con el Rey, que también tendrá que poner la corona en el asador de la Expo. Todos a una es poco. Todos a por todas. Que haya malos rollos, rivalidades incluso --o especialmente-- dentro de cada partido, inquinas irreconciliables, agravios históricos (prehistóricos más bien), barullos... Es normal. La cosa es que, a medida que van cayendo las fechas, los actos, los plazos (y Pla--Zas), los opuestos se van juntando, van cerrando filicas, compartiendo ágapes, aperitivismos, presentaciones, maquetas... e incluso presupuestos. Riñen y se palmotean, forcejean y compiten en todos los inmensos negociados comunes, pero el tiempo apremia y no tienen más remedio que ir limando esas asperezas, esos rencorismos que a veces son sólo restos de cuando todo iba mal. Ahora se ven a menudo, y no tienen más remedio que ir cerrando/abriendo temas, pastillas, metro, cercanías, intermodalismos... Pactar cuántos pisos van en cada pastilla. Y a correr. Este clímax de entendimiento malgré lui/quieras que no, agitación, preacuerdos y actos hacia el exterior para sacar adelante el megaempantullo de los proyectos en marcha coincide con la justificadísima oleada de Teruel Existe, con los desacuerdos de una parte de los implicados en el recrecimiento de Yesa (también se podría decrecer ), con las protestas del mundo rural por el recorte de médicos y con el doble machetazo del Ayto. de Zaragoza (recorte presupuesto + subida de impuestos). Con todo eso hemos de apechugar mientras se va reconstruyendo la oposición en sus múltiples combinaciones. Todo ha de ir a la vez, de manera que se requiere un tacto especial para suavizar los roces, los encontronazos y las disputas. Y lo básico, que se vaya contando lo que se va haciendo, sin esperar demasiado, sin jugar a los secretitos. Todos hemos de ceder algo para que el experimento, el más ambicioso de la historia de este páramo, no se malogre por un choque de egos. Vaselina y palante.

*Escritor y periodista