Se han incrementado las matriculaciones en un 3,3% durante el 2013. Este dato frío, ¿qué es? ¿Bueno? ¿Malo? ¿Regular? ¿Vaso medio lleno? ¿Vaso medio vacío? Lo gélido de las cifras y a partir de ellas la búsqueda de un significado último que explique cuáles son las razones últimas que empujan a un comprador a adquirir un nuevo vehículo y a través de ello concluir cómo afecta a la mejora económica del país es siempre complicado. Y desde luego no hay una sola razón.

Uno que es tendente al optimismo por naturaleza y que sinceramente cree en la capacidad del individuo para hacer cambiar las cosas y las tendencias más allá de los impulsos de planes y ayudas que sin duda son necesarios, cree que los planes institucionales son buenos (buenísimos para que no se me enfade nadie) pero que no bastan para hacer cambiar las cosas.

Por eso creo que el Programa de Incentivos de Vehículos Privados (PIVE), en sus distintas modalidades, o el Plan de Impulso a Medio Ambiente (PIMA) han sido buenos, aunque por sí solos no bastan. Y creo que el incremento se debe a los esfuerzos de otros muchos intervinientes en el mercado que están haciendo algo más que solo sus deberes. Las condiciones del plan PIVE por hacer un resumen muy general y concretar en su modalidad más general exige tener un coche de más de 10 años de antigüedad, o siete si se trata de un vehículo comercial ligero, y se recibe una ayuda de 2.000 euros, o de 3.000 para coches de más de cinco plazas y familias numerosas o con algún discapacitado entre sus miembros. Está muy bien, pero esto solo no basta.

Insisto, es mejor el crecimiento por poco que sea, pero fijémonos en otros datos. Busquemos otras razones en las que la iniciativa individual de empresarios y de trabajadores han dado en la tecla para que la industria de la automoción en general se vaya moviendo hacia cifras positivas. Y empecemos por los propios concesionarios que con sus mismas restructuraciones, su toma de decisiones y su reducción de costes han conseguido añadir un atractivo más a la hora de ofrecer un producto de calidad y a un precio asequible.

Y a todo ello debemos unir los movimientos que se han producido en la fabricación. El incremento del 12,9% acumulado hasta noviembre de los coches fabricados en España es una cifra que nos ayuda a explicar por qué veo el vaso medio lleno. Los fabricantes de coches han apostado por España. Han apostado por nuestras fábricas, por sus equipos directivos, y por los esfuerzos que trabajadores y proveedores han hecho por mantener la competitividad del producto Made in Spain. Además, disfrutamos de unas infraestructuras (con la sola limitación del transporte ferroviario de mercadería que sin duda necesita algo más que un impulso) que han convencido a los centros de decisión de los fabricantes de que se debe apostar por nuestro país. De los cinco vehículos más vendidos, que sin duda han sido decisivos para alcanzar el mencionado incremento del 3,3%, modelos de cuatro de ellos se fabrican en nuestros territorio (PSA en Vigo, VW en Pamplona, Renault en Palencia y Valladolid, y SEAT en Barcelona). Seguimos siendo un país eminentemente exportador, pero si a las cifras de mayor fabricación se van añadiendo las de mayor venta, ese día habremos dado el salto. Si, prefiero el vaso medio lleno. O al menos un cuarto.

Director de Industria de BDO Abogados