Qué nervios, alguien va a salir a decir algo. A las cinco de la tarde. Seguramente, lo televisarán. Hay una gran expectación, el país está en vilo. A ver qué pasa. En el telediario de las tres ha aparecido, también con anuncio previo, el sucesor designado, el candidato con más posibilidades. ¿Qué está pasando? ¿Van a bajar los pisos? ¿Han cogido a Bin Laden en Teruel? Ah, es lo de siempre, que hay elecciones: el Estado se tambalea otra vez. Este asunto beneficia al gobierno, destroza a la oposición. Distrae de los temas, si es que había alguno. El "asunto" siempre está a mano para echar mano cuando hace falta.

La multinacional del crimen, en horas bajas, ha obtenido otro gran momento propagandístico sin mover un músculo, gratis, como siempre: portadas y aperturas. Tras meses sin más presencia que la derivada de las acciones --éxitos-- policiales, la banda olvidada reaparece el día de las nominaciones, en todo su maligno esplendor. Y el país se conmociona: la temible fiera, sin forzar a sus becarios, sacude el andamiaje, aparentemente mina el tripartito, deja en evidencia a la oposición, que pactó con unos que se reúnen en secreto --¿en secreto?-- con la cúpula siniestra. La revelación ha oscurecido la cumbre de las víctimas del terrorismo, una cumbre global de la que nadie se acuerda. El marketing ha sido fulminante: ya no hay nada más. Aquí estamos, esperando a ver qué pasa a las cinco de la tarde... A las seis... Ya no hay programas electorales. Al PP le viene de perlas este asunto --el asunto-- para tapar el escándalo del señor Fabra y el apoyo explícito e insolente de Manuel Fraga a un alcalde condenado por abusos a menores y repudiado por el partido, pero que se niega a dimitir. Al PP todo le viene bien. Está blindado, nada le afecta ni le importuna en su inmóvil estanqueidad.

Las cinco, sale el president, degrada a su conseller, le exige que se disculpe con todos, pero lo mantiene en el gobierno, desoyendo un poco a su mediojefe de Madrid, que pedía la cabeza. El conseller, ya sin cartera, no se disculpa y dice que se presentará a las elecciones generales: encomienda a los votantes el veredicto de la crisis y abre el debate sobre el fondo del asunto, que quizá no es la banda de forajidos, sino la independencia emocional, el desafío a las premisas de Madrid.

*Periodista y escritor