Se ha puesto el tema tan surreal (o demencial) que las paradojas políticas vuelan en la tormenta junto a las mentiras y las sandeces. Como espectáculo veraniego hasta resulta divertido; como contexto institucional y social da grima. Solo cabe consolarse al comprobar que esta especie de locura colectiva no es exclusiva de España. A la postre, Trump es el presidente de los Estados Unidos. Con eso está todo dicho. ¡Ay, madre!

Ayer, el PDECat (sí el partido de Puigdemont y Torra) dejó caer por boca de su portavoz en el Congreso que no está por la labor de subir el IRPF en el tramo de los ciento cincuenta mil euros para arriba. Y eso lo advirtió el más amable y dialogante de los independentistas, Campuzano, exhibiendo un lazo amarillo en la solapa. Que una cosa es ser patriota y otra enredarse en redistribuciones y fiscalidades progresivas (aunque algunos ilusos piensen que todo va en el mismo paquete).

El lazo amarillo (en sí mismo un símbolo tan atrabiliario como lo fue el canario Piolín durante la intervención policial el 1-O) representa en realidad el desfase ideológico de quienes lo ponen y quienes lo quitan. Cs se ha metido en una especie de cruzada españolista rabiosamente antiamarilla. Tan así que sus ardorosos activistas acabaron a empellones con un cámara de Telemadrid porque llevaba algo amarillo en la camiseta. ¡De Telemadrid, la gran reserva televisual del PP! Vamos, como si en una reunión de furibundos trumpistas se lían a hostias con un locutor de la Fox News. Increíble.

Es el signo de los tiempos. En Chemnitz, Alemania, los neonazis la han montado parda (aunque ellos, ahora, visten de negro) porque, al parecer, unos iraquíes o sirios apuñalaron a un ciudadano alemán... hijo de cubano. Pero la defensa de la raza germana ante la supuesta invasión de extranjeros inmigrantes no se para en detalles. La extrema derecha, muy bien tratada por la misma policía que aporrea a los izquierdosos, prolifera... en la que fue la RDA comunista. Y luego dirán que la gente puede ser condicionada y aleccionada en la escuela. Qué cosas.