Todo cambiará tras del verano. El Gobierno socialista deberá exprimir lo poco que queda de legislatura. Los síntomas de agotamiento son evidentes, aunque la irrupción de Pedro Sánchez puede se un buen balón de oxígeno para que Lambán afronte con más garantías las elecciones. No le ayudarán las primarias en Zaragoza. El PSOE mira ahora a Ciudadanos más que a Podemos. Y eso que los naranjas han perdido lustre. En Aragón son una incógnita, en su permanente búsqueda de líderes que les rediman de su sequía de ideas propias para la comunidad. Por favor, que alguien preste candidatos a Ciudadanos. En Podemos el líder parece claro. Violeta Barba, la que sería mejor candidata, permanece escorada. No es su momento, dicen. Nacho Escartín ha construido su proyecto más territorial, pero ya sin el empuje popular de hace cuatro años. Además, en el Ayuntamiento de Zaragoza parecen empeñados en que la marca morada quede día sí y día también a la altura del barro. El PAR se elevó del fango gracias a un puñado de enmiendas. Un triunfo después de una legislatura más bien sombría. El rocoso PP de Beamonte quiere volver al Pignatelli. Obvio. El talante constructivo, como con Sucesiones, sienta bien al jefe de filas de los conservadores, que ha ejercido una oposición muy dura frente a un Lambán al que sabía débil. Beamonte volverá a la carga en septiembre. Las dificultades, que las habrá, para aprobar un nuevo presupuesto pueden ser un nuevo campo de batalla. Y volverá, seguro, el debate de los impuestos con grandes rebajas.

*Periodista / @mvalless