La Cincomarzada es una de las fiestas locales más especiales del calendario en cuanto a que es de las pocas que hay en España con un auténtico espíritu reivindicativo, de origen laico y cuyo carácter popular congrega a miles de zaragozanos en el parque del Tío Jorge. La llegada de la democracia facilitó que esta fiesta fuera el mejor día para que los barrios y los trabajadores trasladaran sus reivindicaciones a los políticos que suelen frecuentar el parque. Por eso, no es aceptable que ayer un grupo de jardineros hostigaran a la vicealcaldesa, Sara Fernández, empañando el espíritu festivo de la Cincomarzada. Podían haberle mostrado su legítima protesta sin traspasar ciertos límites. La razón se pierde o se desluce cuando el grito vence a las palabras. Por otro lado, el PP -que nunca ha sido un gran defensor de esta fiesta- debía haber estado presente en el parque y una delegación (ante la ausencia del alcalde, Jorge Azcón), debía haber acompañado a la vicealcaldesa y haber estado en la fiesta zaragozana por excelencia.