El CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) es un organismo estatal, dependiente del Gobierno, encargado de realizar encuestas sobre cómo piensan los españoles. Hace tres días ha publicado su último trabajo sobre la intención de voto. Los datos del CIS son asombrosos: según el instituto que dirige José Félix Tezanos, miembro además de la Ejecutiva socialista y superviviente político a todo tipo de circunstancias, el PSOE sería el partido más votado con casi el 30%; Ciudadanos quedaría en segundo lugar con poco más del 17%; Podemos sería tercero con algo más del 15%; el PP bajaría hasta el 14%; y Vox entraría en el Parlamento con algo más del 6%. Con semejantes porcentajes, los socialistas ganarían las elecciones con holgura, duplicando en votos al PP y sumando tantos sufragios como el segundo y el tercero juntos. Traducido a escaños, esos números significarían que la lista encabezada por Pedro Sánchez obtendría casi 140 diputados, es decir unos 50 escaños más que los que ahora tiene, y rozaría la mayoría absoluta de senadores.

Pero si estos datos fueran ciertos, Pedro Sánchez hubiera convocado elecciones el pasado viernes, a los cinco minutos de haberse hecho pública la encuesta. No lo ha hecho, ni parece que vaya a hacerlo de momento, lo cual es prueba irrefutable de que las cifras publicadas son, simplemente, falsas.

A pesar de ello, el tal José Félix Tezanos, un sectario de cuidado desde hace décadas, sigue siendo director del CIS. No importa que ya falseara las encuestas de las elecciones andaluzas, donde otorgó mayoría absoluta a la suma PSOE-Podemos y redujo a la irrelevancia a Vox; no importa que en los ocho meses que lleva en el cargo haya mentido, hecho el ridículo y manipulado el resultado de las encuestas; no importa que todos los sociólogos de este país hayan declarado que es un falsario sin escrúpulos y, por tanto, un mal profesional; no importa que altere los resultados con una desvergüenza indecente; no importa que, además, lo haga con dinero público procedente de los impuestos de todos los españoles; no importa nada, porque ahí sigue este fenómeno de la manipulación, mantenido en un puesto que debería estar en manos de alguien independiente, honesto y decente.

En un país serio, donde la defensa de lo público fuera sagrada, este tipo no duraría ni un minuto más al frente del CIS. Y como quien mantiene a semejante esperpento es el mismo presidente, habrá que deducir que Pedro Sánchez tampoco merece seguir al frente del Gobierno. Una vergüenza.

*Escritor e historiador