Decía Gabriel García Márquez, periodista antes que escritor, que para dar a conocer a un personaje no hay que hacerle preguntas y copiar sus respuestas, es decir, entrevistarle, sino pasar un rato con él sin estorbarle demasiado y después contarlo. La reflexión del genio desaparecido la semana pasada me sirve para enlazar con el escritor y periodista bilbilitano, además de fotógrafo, José Verón Gormaz, que esta tarde recogerá el Premio de las Letras Aragonesas. El último rato que pasé con él fue hace apenas un par de meses en la estación de autobuses de Calatayud y aunque sólo coincidimos un momento, mi padre, que viajó en el mismo autobús que él, me contó después que Verón había pasado buena parte del viaje escribiendo en su libreta. Una pequeña libreta similar a la que llevaba la vez anterior en la que me encontré con él, también de forma casual, en un conocido bar de Calatayud, donde estuvimos intercambiando impresiones sobre temas literarios, periodísticos y cotidianos, como habíamos hecho en otras citas ya no fortuitas. Precisamente uno de los temas de conversación entonces fue la fidelidad del poeta a esa libreta, que a muchos bilbilitanos le resultará tan familiar como la cámara de fotos que tantas veces lleva consigo. Las dos, la cámara y la libreta, le sirven al cronista bilbilitano para encuadrar y enfocar la realidad con esa distancia poética que distingue sus obras. Con ambas logra esa autenticidad que García Márquez reclama al periodista para presentar de forma veraz a un personaje. Unas veces con instantáneas, otras con sus relatos y poesías, Verón retrata la realidad que le rodea, su principal protagonista, sin estobarla, al pie de letra o de la cámara.

Periodista y profesor