La protesta de Greenpeace contra los vertidos de DDT desde la empresa Montecinca en Monzón han surtido efecto. El Ministerio de Medio Ambiente ha instado a la empresa a la sustitución lo antes posible del peligroso pesticida en sus procesos de producción, sin agotar la fecha límite del 2014 que rige en Europa. No obstante, resulta un poco triste que la Administración sólo haya actuado públicamente con la movilización ecologista, cuando ya tenía argumentos previos para hacerlo de motu propio. De hecho, la empresa ya soporta un contencioso a raíz de una excesiva mortandad de peces en el cauce del Cinca detectada en 1999.