Lagartera es un pueblo de la provincia de Toledo. Vestirse de lagarterana sin ser de allí significa ponerse un traje que no es el suyo y por tanto, disfrazarse. En esta campaña electoral tenemos a muchos disfrazados que siguiendo los consejos de sus asesores y de la mercadotecnia de los votos construyen discursos plagados de mentiras, medias verdades y de promesas reiteradamente incumplidas. Y lo hacen incluso fijando objetivos que contradicen su verdadero pensamiento, su auténtico ADN, su razón de ser. Saben que de lo que se trata es de ganar el poder y luego aplicar su verdadero programa, el que nunca hacen público pero es el que luego imponen. Escuchar algunos discursos del PP produce vergüenza ajena y más todavía observar el aplomo con el que los defienden. Ahora resulta que son unos abanderados de las políticas sociales cuando lo que han hecho ha sido socavar, recortar, deteriorar los servicios públicos, disminuir el personal que trabaja en ellos y defender lo maravilloso de la iniciativa privada. Si no acaban más rápidamente con lo público es porque no se atreven. De manera semejante las opciones nuevas, Podemos y Ciudadanos, andan también disfrazadas con discursos que le sitúan en la ambigüedad que es donde suponen que ganan votos. A la vista del programa nadie se cree que Ciudadanos no sea de derechas y convendría que Podemos aclarara lo que son. No entiendo cómo en tan poco tiempo se puede viajar desde Izquierda Anticapitalista o la CGT al limbo centrista de la indefinición. Profesor de universidad