El Congreso conocerá las razones para retirar las tropas de Irak de boca del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Los diputados discutirán las circunstancias del cumplimiento de la promesa electoral del PSOE y expondrán su apoyo o rechazo a la decisión. Un giro radical frente a la actitud del Ejecutivo de José María Aznar, que logró que no se tratara en las Cortes, ni antes ni después, el envío de los militares.

El debate será el 27 de abril, y no antes, para no desvirtuar la apertura de la legislatura, que presidirá mañana el Rey. Estos nueve días de retraso entre la orden de retirada y el pleno parlamentario han servido para que el PP concluya que el "nuevo talante" es "palabrería". Un calificativo poco ajustado vista la actuación del Gobierno saliente, y cuando el PSOE se ha ceñido a cumplir su palabra de hace un año pese a las presiones. Ayer, el ciudadano Aznar llamó a Bush para lamentarse de la vuelta de los soldados. Millones y millones de españoles podrían hacer otro tanto indicando que se alegran. El PP no ha cambiado aún de estilo: usa la deslealtad institucional y la descalificación del adversario sin reparar en las razones, creyendo que la sociedad no le enjuiciará. Algo que, para su sorpresa, sí hizo el 14-M.