Uno de los misterios profundos de la televisión es por qué Prado del Rey abre todos los días su sección de Deportes con el Real Madrid. No es algo nuevo, de ayer ni de hace un par de temporadas. Se trata de un (mal) hábito permanente, de un (heterodoxo) dogma instaurado hace años, décadas, en el templo de la televisión gubernamental. Y oficie quien oficie en la dirección, de obligado cumplimiento.

La tiranía informativa blanca llega a tal extremo que ni siquiera cuando el equipo va mal, tan fatal como ahora mismo, deja de ser noticia.

Da igual que pierda tres partidos seguidos en el Bernabéu, que el Barcelona lo humille en su feudo con un juego muy superior, que los jóvenes futbolistas del Ajax se paseen por su campo libres de marca destrozando ante su afición al campeón de Europa... Prado del Rey continuará reservando al Real su primera página. Sin Ronaldo, sin títulos, sin opciones en la Liga ni en la Copa, en España ni en Europa, el Madrid es titular.

¿Por qué? Yo no lo sé, como tampoco puedo comprender la cobertura que se ha venido dando a un entrenador tan vulgar como Santiago Solari.

Quien, con una plantilla milmillonanria, varios campeones del mundo y media selección española en el banquillo no ha conseguido siquiera esbozar un sistema de juego. Pero ahí estaba tan pincho en la tele, a la hora punta, contento pese a haber perdido, esperanzado pese a haber estrellado toda baza y sueño de la afición, dispuesto a seguir intentándolo... y cobrando.

En un mismo plano, cabría preguntarse por qué salen todos los días, en hora punta, unos cuantos jugadores del partido político, y no otros. Cabría preguntarse quién decide que Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera e Irene Montero tengan que aparecer en todos los informativos, hayan hecho o no algo de interés general.

Por qué, si no han metido goles ni ganado encuentros, como Solari, se cuelan en las casas de todos los españoles para convencerles de seguir animando, creyendo, acudiendo al campo, a la urna, con fe en el triunfo y en la verdad.

¿Por qué? Tal vez Solari lo sepa...