Una marcha por los derechos civiles, nacionales y sociales, al estilo de las del histórico líder negro Martin Luther King en EEUU, fue la principal propuesta del presidente de la Generalitat, Quim Torra, en su esperada conferencia en la que debía fijar la nueva hoja de ruta del independentismo. La marcha, sin concretar, debería consistir en «acciones continuadas», dijo, desde hoy mismo hasta la publicación de las sentencias tras el juicio de los políticos catalanes presos, que fijó para finales de año. Torra remarcó que solo aceptará una sentencia que sea su puesta en libertad.

La única medida de gobierno que anunció fue la presentación en el Parlament de las 14 leyes sociales suspendidas por el Tribunal Constitucional, una Cámara que, recordemos, está clausurada para la actividad legislativa al menos hasta octubre por la falta de acuerdo entre los partidos independentistas sobre la sustitución de los diputados procesados, y particularmente de Puigdemont. En la conferencia, hubo, eso sí, mucha retórica, grandes palabras sobre la libertad, la democracia y los derechos humanos, pero pocas novedades. La principal reivindicación sigue siendo la celebración de un referéndum de autodeterminación acordado con el Gobierno de Pedro Sánchez, vinculante y reconocido internacionalmente.

Pese a las llamadas al consenso y al 80% de los catalanes que, según Torra, apoyan el referéndum, aunque no sean independentistas, lo cierto es que el president sigue hablando únicamente a una parte de Cataluña. Sostuvo, por ejemplo, que «el independentismo tiene la mayoría social detrás», confundiendo de nuevo mayoría parlamentaria con mayoría social. Aseguró que «es incontestable que la mayoría ha ejercido el derecho de autodeterminación» cuando la participación en el referéndum del 1-O, sin garantías de fiabilidad, fue solo del 43%. Por no hablar de afirmaciones tan extemporáneas como masivas vulneraciones de derechos humanos o que el catalán es «un pueblo unido contra el fascismo».

Aunque consideró, antes de rechazarla, la idea de Sánchez de votar otro Estatut y volvió a hablar de diálogo y negociación, no parece que las propuestas de Torra abonen el camino del entendimiento cuando tienen como única base un referéndum de autodeterminación vinculante, que Sánchez ya ha reiterado que no aceptará.